Supe que todo empezaba a ir muy mal cuando mi hija ya
no quiso ser astronauta o científica. Lo supe cuando dejó de salir de casa,
cuando pidió poner cámaras aquí y allí, y que la grabáramos todo el día. Todo
empezó a ir muy mal desde el mismo momento en que anunció que su madre y yo
estábamos nominados, y que la audiencia decidiría qué sería de
nosotros. Esa, dijo muy convencida, iba a ser toda la formación que necesitaría
para el futuro. Y el tiempo le ha acabado dando la razón.
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