jueves, 27 de marzo de 2014

Intrahistoria (XXXVI): Pobreza infantil en España

A la sonrisa de un niño se le están cayendo todos los dientes.
Y, añadieron con indignación los obesos gerifaltes de la industria, no es por nuestros dulces.
Lógicamente, concluyeron que algo estaba fallando.

martes, 25 de marzo de 2014

Intrahistoria (XXXV): Marchas por la dignidad

Estimados simpatizantes, amantes y adversarios:
Os dedico estas palabras habida cuenta de que valoro sinceramente todos y cada uno de vuestros esfuerzos pedestres, unos por caminar y otros por pisar. Creedme si os digo que estoy conmovida, y que nunca pensé que movería tantas voluntades, ni en tantos sentidos, casi sin quererlo, sin pedirlo. Me siento más que halagada, pero tengo que pediros en estas últimas y postreras palabras, estimados todos y todas, que cejéis en vuestro empeño, que cuanto antes lo dejéis estar. En otro tiempo os animaría a marchar, a unos, y a machacar, a otros, porque yo realmente pensé que esto iba de aquello, pero las cosas han tomado otro rumbo. Las cosas, muy estimados míos, han cambiado.
Y es que la que se marcha, en realidad, soy yo.
Atentamente,

D.

viernes, 21 de marzo de 2014

Intrahistoria (XXXIII): Día mundial de la poesía

Si yo no soy poetisa, 
reconoció con extrema humildad 
y descarnada sinceridad la prosista, 
es por aquello del horror vacui.


Dedicado a mi amigo, el poeta.

jueves, 20 de marzo de 2014

Intrahistoria (XXXII): Día internacional de la felicidad

- ¿Ahora?
- No.
Punción. Grito.
- Bien. ¿Y ahora?
- No… No.
Jarabe. Arcada.
- ¿Ahora?
- ¡He dicho que no! ¡No, maldita sea!
Los doctores del ministerio se observaron entre ellos con aséptica contrariedad; una ceja más curvada de lo habitual, unos dedos temblorosos bajo el guante desinfectado. Después de toda una mañana de inyecciones e ingestas de revolucionarios y novísimos compuestos que acabarían para siempre con la lacra de la apatía y el desespero nacionales, los resultados no podían calificarse de otro modo que decepcionantes y estériles. No se habían apreciado cambios significativos en ningún paciente, al menos cambios psíquicos, porque los físicos habían actuado, según lo planeado, con rapidez: Sellados los lacrimales y bloqueados diecisiete músculos faciales, todos los otrora llamado voluntarios eran la viva imagen de la dicha. Pero el espíritu no parecía acompañar estos cambios. La felicidad era constantemente negada y rechazada.  Tal vez, después de todo, la ciencia tuviera que claudicar, hincar la rodilla y reconocer que no era capaz de regalar al pueblo llano e ignorante de sus virtudes la felicidad permanente. Reconocer que no podía abarcarlo todo. El fracaso.
Aquello, por supuesto, era a todas luces imposible. Así que los doctores optaron por el último tratamiento, el de choque y urgencia, e hicieron llamar al hombre con el martillo que tan bien sabía dónde estaban todos y cada uno de los huesos de los pies.  
- ¿Y ahora?
Ninguno de los doctores había previsto antes sudores fríos, pupilas desbocadas y gimoteos indescifrables como síntoma previo al éxtasis anímico. Nunca habían considerado la posibilidad de que se quisiera huir de pura felicidad. Pero así fue.
- ¡Sí! ¡Sí! ¡Ahora sí! ¡Se lo juro! ¡Soy feliz! ¡Soy inmensamente feliz! ¡Créanme! ¡Nunca he sido tan feliz! ¡Suelte el martillo, míreme la cara! ¡Soy TAN feliz!
Al fin, se congratularon en aséptica celebración. Esto es. Esto ha sido siempre. Al fin este rostro feliz tiene las palabras a su medida.
Anote los resultados, hora y fecha.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Churchills (9)

«Solo hay dos cosas infinitas: El Universo y los bombarderos aliados sobre Alemania. Y de lo primero no estoy seguro».

Winston Churchill.

viernes, 14 de marzo de 2014

Contenido

A veces, por unos instantes, paro el mundo. Nadie sabe que puedo hacerlo, y nadie se percata después. Si deseo silencio, lo quiero; y si lo quiero lo ordeno. No necesito susurrarlo. Entonces cojo al mundo por la garganta, apenas corto su respiración entre el índice y el pulgar, y todo se detiene a mi alrededor, como un lienzo con profundidad. Frenado en seco sin chirrido, sin atropello ni drama. Y yo suelo quedar en el centro de ese Universo detenido. Una gota de lluvia, haciendo las veces de avanzadilla, a punto de impactar en una imprudente cabeza calva, detenida a milímetros de la piel; una pelota pegada aún al empeine del pie de un niño, asfixiada toda posible aceleración y potencia. Un escuadrón de palomas recién levantado el vuelo. Las intenciones y ánimos clavados en los rostros, sin mutación. Amor, indiferencia, simpatía. La alegría y la cólera convertidas en apatía inmutable. Lo detengo todo cuando quiero y permanezco entre el bosque de miradas cruzadas y secas, y de ojos necesitados de colirios.
Reprimo la tentación de hacer y deshacer a mi antojo. Me suele bastar con saber que el mundo es mío. No hago nada más que escuchar el silencio y el vacío, saciándome de ambos. Alguna vez escudriño el lienzo, buscando alguna mirada delatora, alguna conciencia consciente y atrapada. Que me observe y lo sepa. Guardo alguna esperanza, hasta hoy vana. Soy un secreto.
Disfruto del silencio hasta que me abruma. Suelto la garganta, dejo correr el aire, y el mundo vuelve a moverse sin saber que he estado observando su inacción, que he sido testigo de excepción. Y yo, contenido, pienso que si quisiera…

martes, 11 de marzo de 2014

Intrahistoria (XXXI): Once de marzo

En un increíble y emotivo acto de reconciliación nacional, que provocó el desliz lacrimógeno de casi todos los presentes, los representantes de los dos principales partidos políticos se hicieron entrega mutuamente de las cuentas de cadáveres que, como buen ejemplo del indispensable juego político y democrático, cargaron durante los últimos años a la cuenta del otro.

sábado, 8 de marzo de 2014

Intrahistoria (XXX): Día internacional de la mujer

Los monstruos aguardaron agazapados en la oscuridad, infinitamente maliciosos e infinitamente pacientes, esperando de nuevo su momento. Que llegaría, inexorable, con litros derramados de amnesia y gatopardismo. Solo era cuestión de esperar.
Al fin y al cabo, siseaban entre ellos con esperanza ennegrecida, solo serán veinticuatro horas. Solo eso, y nada más; y de nuevo todo será nuestro.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Miércoles de Ceniza

Tiene usted toda la razón. No somos más que polvo. No seremos otra cosa. Ese será nuestro final. Pero no hay necesidad de adelantar acontecimientos, ¿comprende? Si es inevitable, aguardemos ese destino con resignación y paciencia. Y, mientras tanto, le aconsejo que intente buscar la alegría de vivir, de vivir el momento. Créame, no se arrepentirá. Haga usted un esfuerzo por vivir. Olvídese del polvo y la ceniza. Piense un poco más en la sangre y en el nervio. Por favor, SUELTE ESE LANZALLAMAS.