Camaradas, no
sin preocupación quiero deciros que, a mi juicio, se ha cometido un acto de odiosa
e injusta pereza intelectual con la memoria del camarada Trotsky. Os digo,
camaradas, que creo necesario un profundo revisionismo sobre su figura, mucho
más activo e intenso. Yo, si os sirve de ejemplo, camaradas, revisionaría una y otra vez el momento en
el que le abrieron la cabeza.
miércoles, 27 de febrero de 2013
miércoles, 20 de febrero de 2013
Disparo de salida
- Así que lo hizo – concluyó el juez.
La vieja y gastada celebridad, ahora ídolo caído,
haciendo caso omiso a los consejos de sus abogados y a las súplicas de sus patrocinadores,
alzó la mirada y miró al fondo de la sala, al cuadro, a la bandera, a la ventana
y sus rejas. Miró a la nada, en realidad, y a ella quiso responderle.
- Sí.
- Disparó a su esposa – continuó el magistrado, incisivamente,
para dejarlo todo perfectamente claro a los taquígrafos del juzgado -. Varias
veces. La mató, y quiso hacerlo.
- Así es – el ídolo caído, que había sido un
verdadero rayo sobre la pista, se tomaba ahora todo el tiempo que quería,
rumiando cada letra y cada sílaba -. No tiene más sentido negarlo.
El juez carraspeó. Los taquígrafos dejaron de
teclear. Se callaron también las cámaras de los periodistas. En realidad,
parecía que todo acababa de silenciarse, que había muerto también a tiros. Solo
quedó, como casi siempre, una pregunta colgando.
- ¿Puedo saber por qué lo hizo, señor Classius?
Max Classius, ídolo derrumbado y velocista abandonado,
pareció durante un breve instante venirse abajo con la pregunta, como si nunca
hasta ese momento se lo hubiera preguntado ni planteado. Parecía que las
esposas que le atrapaban las muñecas estuviesen hechas de plomo y le fuesen a descoyuntar,
pero logró rehacerse y aún pudo mirar a la cara al juez. Como había hecho
durante aquellos Juegos. Durante aquellos días de gloria.
- La verdad – empezó a responder, con la voz pastosa
y lenta -, creí que correría más rápido que ustedes.
sábado, 16 de febrero de 2013
A buen entendedor
El estudio se llamó “Proyecto Springsteen” y se
financió con “cuentas negras” europeas.
La elección de España fue lógica y obvia, pues es un país con – siendo amables
- una pobre cultura en idiomas, ideal para conclusiones realmente fidedignas. Ciertamente,
dichos resultados respondieron a las expectativas iniciales, e incluso las
superaron. El objeto de la investigación era descubrir hasta qué punto el
ciudadano medio se identificaba con estímulos que no llegaba a comprender
plenamente, pero que asimilaba y aprobaba en el marco de sus “apetencias”. Para
ello se utilizaron recursos simples y tradicionales, concretamente éxitos recientes
de la música pop y rock extranjera: muy pocos de los sujetos entendían
realmente lo que se estaba diciendo, pero quedaron muy satisfechos por lo que
escucharon y no hubo ningún interés real por conocerlo. La conclusión más
inmediata que se extrajo, chispa de inicio del resto del proyecto, fue que el
sujeto estándar atiende mucho más a cuestiones de forma, sin preocuparse de indagar en el fondo, en tanto la forma no le resulte desagradable o inarmónica.
Y así nació nuestro Gobierno.
jueves, 14 de febrero de 2013
San Valentín 2013
“¿Quieres besar a la novia?”.
El novio, desde luego con mucho gusto, habría dicho
que no, pero los compadres le sujetaban bien la cabeza, y el resto de la
anatomía, en general. No le quedó otra que empezar a sudar, a sudar mucho,
cuando la broca enrabietada del taladro se fue acercando a sus labios.
“¡Desenchufadlo! ¡Desenchufadlo! ¡¡DESENCHUFADLO!!”.
lunes, 11 de febrero de 2013
Julio César
Al fin se blandieron los puñales, como los colmillos
de una horrible bestia, brillantes pero oscuros, dispuestos sus terribles filos
para morder su carne y rasgar sus entrañas.
- ¿¡Tú también, Bruto!?
Atormentado por el alcance de la conjura, la traición
y el asalto, César retrocedió torpemente buscando una salida entre sus
agresores y, acorralado al pie de la escalera, trató de protegerse con sus
vestiduras de la violenta agresión.
- Tú dame la cartera o me vas a ver bruto de verdad.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Artes plásticas
Hace poco, después del crujido y el chispazo
eléctrico, se encendió la luz a duras penas. Vi las pinturas de las paredes, vi
mis grilletes, y le vi a él. No
debería tener miedo, pero lo tengo. Y no debería, porque él lleva una camisa de fuerza, y sus brazos están muy bien
amarrados a su torso. Él está ahí,
retorcido y tirado de cualquier manera en una esquina del calabozo, rodeado de
asquerosas trazadas rojas y negras. Inmóvil entre las perturbadoras pinturas. No
me mira. No sé si me mira, pero no lo necesita. Solo ríe un poco como si fuera
tiza rayando pizarra, y de vez en cuando habla casi para él, hasta que quiere
hacerse entender.
Pareces confiado,
dice. Muy confiado. Muy tranquilo. Pero piensa.
¿Quién crees que ha hecho los dibujos?
No debería tener miedo. Está amarrado. Está sujeto.
La camisa de fuerza.
Dime, ¿te gustan los
dibujos?
lunes, 4 de febrero de 2013
1914
Un minuto antes
de las siete y cuarto de la tarde se me ocurrió una matanza, un motor de
venganza, una oda al absurdo y un campo de revanchas. Me dolió al minuto, me
arrepentí a los cuatro, pero ya fue tarde.
viernes, 1 de febrero de 2013
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