Piénselo bien antes de entrar en los inescrutables
caminos del divorcio. Piense bien cómo formalizó para siempre su amor. Porque,
en caso de gananciales, el juez le pedirá que se tumbe, que se extienda, que se
relaje, y ordenará a gritos que traigan la
sierra. La mitad ha de ser exacta, perfecta. La mitad duele.
Consuélese: para la separación de bienes, lo que
manda traer son cuerdas y caballos.