Así es, señor. No va a creerlo usted, pero finalmente
pagaron su fianza. Fueron aquellos señores y señoras que sostienen la horca y
el cajón de madera. Aquellos miles, que llevan toda la mañana cortando la
calle. Realmente tocaron a nada por cabeza, unos céntimos, una miseria, pero
dicen que les va a merecer la pena. ¿Los ve, señor? Mire bien por la ventana. Diría
que saludan con la manita. O que le enseñan la horca.
Masas jaleadas, ¿eh?
Yo creo que eso es mucha televisión, ¿sabusté?
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