Mis queridos conciudadanos:
Los padres fundadores de nuestra nación, además de merecedores de todos los honores y dignidades que se nos ocurran a nosotros o a nuestros descendientes, fueron especialmente previsores. Y es por ello que nuestra bandera es reversible, aunque casi ninguno de nuestros vecinos lo sepa. Porque ya los padres fundadores previeron nuestra debilidad material y de espíritu, nuestra miseria moral y las migajas de orden y progreso que hemos dejado de nuestro país. Los fundadores de esta nuestra gloriosa patria ya previeron, como digo, que sería miserable y, sobre todo, más débil, peor armada y con menos soldados (y más cobardes) que nuestros vecinos.
Por ello, ahora que os anuncio la inminente agresión de todos ellos, imagino que escandalizados por nuestra ruina, y nuestra absoluta incapacidad para rechazarla, os animo a darle la vuelta a la bandera, a silbar mirando hacia otro lado, y a masticar vuestro pasaporte, olvidando si es posible a nuestra gloriosa patria y a nuestros insignes padres fundadores.
Decid que, desde hace años, vosotros sois huérfanos.
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