Las moscas brotan en legiones del desagüe de la
ducha, y por una muy buena razón. Han reclamado las cañerías como propias, se
han enseñoreado de los humedales sombríos e intestinales de nuestra casa,
izando sus estandartes en ellos.
Y nos exigen higiene, gasto y derroche. Nos exigen
grifos abiertos.
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