Acerca de aquellos potros que arrollaron y pisotearon
a sus dueños hasta la muerte, se especuló en su momento y se sigue diciendo hoy
que de algún modo intuyeron la incipiente crisis energética que se cernía sobre
Occidente, y que a falta de combustible los pobres animales se resistieron a
volver a viejos tiempos.
Quién podría culparlos.
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