Niégalo
todo, porque parecerá que no existirá. Niégalo hasta que sonroje las mejillas.
Esconde la mugre bajo la alfombra. Silba. Mira para otro lado. Haz otra cosa.
Habla de aquello y de esto. No lo mires. No le hables. Haz eso, juega a que el
problema es otro, a que el grave peligro para la Nación Toda es vejarla y
sacarle las costuras. Trepar un muro podría ser una hecatombe; colgar una
pancarta amenaza todo aquello que tan duramente hemos construido. Pero no
pierdas de vista la verdad. Este país seguirá siendo una catástrofe histórica, con
legislación o sin ella. Este país seguirá siendo analfabeto, políticamente
ciego, políticamente inculto, con una educación de miseria y un espíritu
servil. No te hacen falta leyes para eso, la verdad. Solo niégalo todo, que
parezca que no exista. Si nadie hace nada malo, ¿por qué vamos a hablar de que
alguien hace algo malo? No. Hablemos un poco más de fútbol. Diles que enciendan
la puta tele. Diles que silben.
Ahora no se detengan y continúen. Aquí no pasa nada.
Circulen.