Pasaron a mi lado las chicas guapas en bicicleta y no
pude dejar de mirarlas. Ellas también me miraron a mí, y rieron. Entonces yo
las quise, pero siguieron pedaleando con toda la gracia que puede sacar una
criatura viva, y se perdieron por el horizonte de la calle, hasta que torcieron
la esquina y las perdí. Seguí caminando, y seguí queriéndolas. El resto al
principio no lo vi, pero lo escuché: el frenazo tardío, el golpe fatal. Los
gritos. Seguí caminando. Y así, al volver a alcanzarlas, las tuve justo donde
las había deseado. A mis pies.
Envidiable forma de desear... :)
ResponderEliminarBesos
Ya no pasarán...
ResponderEliminarQué hermoso es alcanzar lo deseado...
ResponderEliminarSaludos
J.
Hay deseos que matan... literalmente.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Seguramente no se habrán caído con la misma gracia con la que pedaleaban, ¿o si? Abrazo.
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